LA HISTORIA SIGUIENTE

Ella Estaba de pie, en una estática pose de baile, entre las cuatro paredes de mi casa, con mis cuatro mil libros:
-No soy una ignorante, pero esto es demasiado. ¿Vives solo aquí?
-Con murciélago. Yo estaba allí como la prolongación de mi librería, esperando hasta que pudiera ser admitido. Mujeres de libros un poco etéreas: esto había sido mi territorio hasta entonces(desde tímidas hasta amargadas). Damas de libros haciéndole el amor. Un territorio blanco, amarillo, negro, moreno. El sexo no tiene geografías. La imaginación no posee color, ni límites.
Herman Mussert, profesor de lenguas muertas o como decían sus alumnos “muerto profesor de lenguas”, la observaba alucinante.
- Me parece que no te das cuenta de que estoy aquí, exclamó María Zeinstra. ¿Tienes que ponerte a leer otra vez precisamente ahora mismo? ¿Alguna vez piensas en alguien que no seas tú? . Té, simpatía, satisfacción de la necesidad y luego lectura…
- María, si me encuentras tan espantoso, ¿por qué te acuestas conmigo?
- Porque puedo mantener muy bien las cosas separadas.
- ¿Me amas?
- Eso pregúntaselo a tu madre.
¡Zaaaaazzz!
El dolor tiene que estar grabado en las líneas de tu rostro y no en tu memoria. Para Mussert el dolor reposa anticuado. En veinte años no ha vuelto a sentir dolor, ni siquiera por desamor. Mientras repetía la fórmula mágica de Platón: “El amor está en aquel que ama, no en aquel que es amado” era una equivocación a la que tenía derecho. Sus clásicos grecolatinos lo habían instruido bien. La venganza la conocía por Esquilo.
Esa noche no devolvía las palabras, estaban suspendidas en algún lugar alrededor del mundo, fueron robadas para otras bocas, otras frases: ¿Qué tiempo es ese en el que no se mueve el tiempo?
El tiempo no había pasado desde que se había acostado…Esa ridícula sensación de que tal vez ya estaba muerto. La muerte no era nada y si estaba muerto también lo había aprendido. Mussert despertó en un cuarto que no era el suyo. Lisboa a sus pies. Amsterdam quedaba atrás como aquella niñez frustada y siempre convaleciente. Estaba vivo, únicamente en otro lugar.
"Qué sucede si te despiertas en una habitación en la que no te has dormido, aunque la noche anterior me había acostado como siempre en Amsterdam". No, no era la evocación Kafkiana, cobraba mayor peso la metamorfosis de Ovidio. Un sueño real: “ Yo, el profesor de lenguas muertas quería la oportunidad de tener una vida auténtica. Pertenecer a alguien, pertenecer al mundo, esa clase de disparates, hasta pensar en tener hijos". Sin embargo, María había aprendido la vengaza, no la de Esquilo, la de la vida... Todas las estaciones tenían un rostro, si no sabes a dónde vas, la velocidad que lleves tampoco importa mucho.
Una manera de mirar el mundo a través de lo irónico, una manera de ver el mundo desde los libros griegos, sin dejar a un lado, que más que un profesor instruido en lenguas muertas, Herman Mussert, se reencontró con un hombre sensible que aspiraba lo que cualquier mortal.

Magistralmente bello. Perdurable.

LIBRO: LA HISTORIA SIGUIENTE
AUTOR: CEES NOOTEBOOM
EDITORIAL: SIRUELA