jueves, septiembre 20, 2012

"No eran más que ancianos matando el tiempo, esperando que se le acabase la cuerda al reloj": FANTE

Me apenaba expresarme así, mi padre era uno de ellos: terco, borrachín, sucio, irritable, mujeriego, resentido, obsesivo. Sin embargo, lo amaba, el espíritu de Dostoievski me enseñó a querer a  mi padre, a mi madre, a mi familia, asienta Henry Molise.
La hermandad de la uva exprime el sabor añejo del italiano Nick Molise, asentado en San Elmo, Estados Unidos, y padre de 4 hijos: Mario, guardafrenos, Virgil, banquero, Stella, casada y Henry escritor.
"Mi padre habría sido más feliz si no hubiera tenido descendencia. Sus hijos  habían sido los clavos que lo habían crucificado a mi madre". Cincuenta años de casados, más de setenta de edad cada uno, resultaba una locura que quisieran divorciarse: María Molise descubrió manchas de carmín en los calzoncillos de Nick.
Tras una llamada de convencimiento de su hermano Mario, el escritor decide regresar al viejo pueblo a evitar la separación de sus padres. Volver a San Elmo era someterse a una sesión de torturas innecesarias: "Ahora, yo también estaba casado, era padre de dos hijos. No quería el papel. Quería volver a una época en que yo era pequeño y mi padre era fuerte y alborotaba la casa. Al diablo con la paternidad. No había nacido para asumirla. Había nacido para ser hijo".
El viejo Nick,  un hombre repleto de alcohol, apasionado del juego de naipes y diabético; considerado el mejor cantero de América e integrante de la pandilla "La hermandad de la uva", desea emprender su última aventura: construir una cámara de piedra para ahumar pieles de ciervos, en un pueblo perdido de la montaña. Henry  es obligado a acompañar a su padre en su fallida aventura. Risas, borracheras, ofensas, cansancio, solidaridad, lágrimas, secretos,  son el aderezo a una estancia de 10 días juntos.  Qué era eso de llorar dormido: "Basta, padre, estás borracho y lleno de compasión por ti mismo, debes parar, no tienes derecho a llorar, eres mi padre y el derecho a las lágrimas es de mi mujer y mis hijos, me humilla, y tu dolor me matará, no puedo soportar tu dolor, no lo quiero, porque ya tengo bastante con el mío. Necesito tu vida y no tu muerte, tu alegría y no tu desánimo". Entonces yo también me eché a llorar, me levanté, me acerqué a él. Apoyé su cabeza en mis brazos, le enjugué las lágrimas con la punta de la sábana, lo  mecí como un niño y no tardó en dejar de llorar". La que llora ahora, soy yo. Fante tiene la capacidad de abrir recuerdos, heridas sin sanar; gran conocedor de la condición humana, el monólogo destila el momento más verdadero, más sublime de Henry Molise a su padre.
Personajes sensibles, divertidos, rencorosos, solidarios, dan fe, ritmo y vida a la novela. La amistad de la pandilla "La hermandad de la uva", es un agasajo a propios y extraños.
Los excesos sin frenos apagaron la vida de Nick, dice el  refrán: muerto el perro, se acabó la rabia. Todos lloraban por el viejo, cada uno cargando sus barricas de culpa y resaca de remordimientos. Gran conocedor de la condición humana, Fante,  respira el don de la honestidad, la sabiduría,  que provoca el dolor; la humildad,  que hace grande.
El tiempo se deslizaba sin horas, leer la prosa sencilla y emotiva, sin rebuscamiento de John Fante,  engrandece a la literatura.

9 comentarios:

virgi dijo...

Querida Monique, te extrañaba.
Leí hace un apr de años "Sueños de Bunker Hill" de Fante, y me chifló. Qué tío tan lúcido y con un sentido del humor envidiable.

Seguimos entrecruzando nuestras sendas a través de la Literatura. Debe ser que en alguno de esos cruces nos vamos a encontrar.
Es lo que espero y deseo.
Te abrazo con alegría, cariño y fuerza.

manolo dijo...

Un Relato, que pese a su dureza, rebosa amor filial.

Muy Bueno.
Me ha gustado mucho, te Felicito.

Saludos, manolo

Esilleviana dijo...

Como siempre, gracias por hacerme buscar...

John Fante: "Tengo la certeza de que no volveré a leer ese libro (La hermandad de la uva). Pero de algo estoy seguro: toda la gente de mi vida de escritor, todos mis personajes, pueden ser encontrados en esa obra temprana. No guardo de esa época sino el recuerdo de esas viejas habitaciones y el sonido de las pantuflas de mi madre rumbo a la cocina."

Excelente reseña Monique.

Un fuerte abrazo

Ricardo Tribin dijo...

Que rica tu visita y el visitarte, muy querida Monique.

De tu relato me impacto lo siguiente "manchas de carmín en los calzoncillos de Nick" pues me imagino el rubor.

Un abrazo!!

LU dijo...

Qué maravilla Monique, Suena estupendamente. Lo buscaré ya.

De este escritor leí (devoré) hace ya un tiempo su libro Pregúntale al polvo, que me dejó muy muy buenas sensaciones:

http://tartarugamxica.blogspot.com.es/2008/12/pregntale-al-polvo-john-fante.html


En breve te escribo mail.

Biquiños

Adry dijo...

Mi linda Monique

solo pasaba a dejarte un abrazo y agradecerte la linda sorpresa de tu presencia!

besos

fus dijo...

No conocìa esta obra pero la tendrè encuenta para pròximas lecturas.

un abrazo

fus

Jurema dijo...

Querida amiga Monique!

Cuantos días y cuantas lunas en desazón. Ya llega la calma y los libros ayudan como tu bien sabes!

Tus entradas siempre se agradecen por su generosidad y delicadeza!

Te escribo ahorita mismo!
Un abrazo grande

Camino a Gaia dijo...

Un día los jueces son los hijos. Un día vuelven a su infancia cuando todo ha cambiado. Y cuentan la historia como una herencia de tiempo.
Un saludo