La noche compite con mi ceguera nocturna. Sus torpes movimientos producto del whisky desafocan mi objetivo: ¿Cómo fotografiar el presente en una madrugada? ¿Cómo retratar el hueco de su cuerpo? El blanco y negro no se acomoda; opté por el color. Sí, colores desteñidos, descoloridos que transparentan la pérdida y el vacío de sus cuarenta años...Observo a Blanca Vallejo, fotógrafa de arte...Su Polaroid contra mi Nikon. El Clic, Clic, no cesa.
Afoco a una mujer desgarrada por dentro y por fuera. Esposa. Infiel. Subestimada. Negada a interesarse en las cosas y en la gente. Tras perder a su hija recién nacida(Inés), sentirse viva le astillaba el alma; era una verdadera conquista. Blanca recordó: “Desde que quedó embarazada su cuerpo se había convertido en algo público; un vehículo con mercancía que revisan en cada aduana, una caja sin valor que guarda un tesoro”. El intento frustado de un nuevo hijo sepultó su matrimonio a escombros. Blanca se preguntaba ¿Cuándo fue la última vez que deseó a alguién? Su relación con Germán eran los restos de una intimidad agonizante. El tiempo no espera. Necesitaba sentir el calor de otras manos, su cuerpo se lo dictaba. Blanca no soportaba un beso pulcro y virginal, no sabía dónde guardarlo ni qué hacer con él.
El obturador dispara y dispara…En primer plano, Blanca y Jaime regalándose caricias; su amante en turno…¿Cuánto obliga una caricia? ¿Qué tiene que ver la consumación de un deseo con la lealtad? Se cuestionaba la fotógrafa madrileña. Y se contestaba: “Ser infiel se paga, no cuando el otro lo averigua, sino sabiéndolo uno” al fin y al cabo, su esposo jamás se enteraría. Blanca no quería olvidar su infidelidad, había disfrutado, había sentido que volvía a temblar ante el tacto de un hombre, por qué iba a renunciar a eso. Su sexo herido gritaba más.
El archivo de imágenes y mentiras, era infinito: “Una vez superado el pudor a la mentira, las siguientes mentiras, consecuencias de la primera, no le producían ningún malestar”. La inapetencia era únicamente con su marido, no con el resto de los hombres.
La Nikon, encuadra a Blanca desnudando los recuerdos, lavándolos y poniéndolos a secar antes de guardarlos para siempre: su infancia feliz, su madre muerta de cáncer, su padre apoyándola siempre en su carrera de Bellas artes, su profesión insatisfecha, pero finalmente sus fuerzas se dividian entre amar a Jaime y engañar a su marido. Para la adicción al amor no había parches de endorfinas:“Era mucho mejor tener a dos o tres personas que se turnaran para hacerle a uno feliz”. Finalmente Jaime y Blanca se descubrieron iguales.
Ante el rompimiento, se juró a sí misma que nunca abriría la puerta a un hombre con una bolsa de viaje.
Otro cambio de plano; el zoom acerca a Blanca aturdida por el mejor fotógrafo del momento, Alberto Martín, era su fetiche, lo admiró de siempre: “Al igual que la vida, eso es precisamente lo que me gusta de la fotografía, todo sucede en milésimas de segundo. Lo que interesa de la fotografía es la rápidez con ocurre la percepción de lo susceptible de ser fotografiado”. Horas intensas de trabajo: fotografiar los cuadros del museo del Prado para realizar un multimedia; sus intentos de ser fotógrafa independiente, se reducían a la espera. La rebelión pendiente con alberto asomaba: “Si algo podía hacer el fotógrafo era encontrar nuevos rostros de la realidad, nunca representar los conocidos, los ya descritos”: Alberto era su nuevo objetivo, se sintió recuperada en los placeres de su cuerpo, los verbos adquirieron otro significado: “Eres única, Blanca, decía Alberto, única como sólo yo quiero ser único para ti". Esta confesión proveniente de un hombre que ella admiraba tanto, hizo que se convirtiera en su criatura. Él la inventó.
- Me iré Blanca, debo realizar un trabajo al extranjero, prométeme que vas a seguir adelante con las fotos. Yo volveré enseguida. Antes de que queramos darnos cuenta, estaré aquí otra vez. Sí volvía o no, Alberto ya no importaba, había encontrado, después de batallar tanto, una identidad propia, había aprendido a cocinar para sí misma, a vivir para sí misma, a existir para sí misma.
La madrugada vencida al igual que la Polaroid y la Nikon; Blanca se llenó de fuerza, despacio se levantó de la cama donde dormía con Alberto, era su modelo, cada foto es una palabra, una sentencia. Quiere capturar cada átomo de su cuerpo. Blanca intento fijar de nuevo la vista a través del objetivo, pero se dio cuenta de que hay cosas que no se pueden decir sino con el movimiento, con el roce de sus dedos llenos de caricias, con su sexo, con su largo y espeso esperma derramándose sobre ella, hay otros sentidos que no son la vista, y ahí es donde radica la importancia de la fotografía: Blanca codiciaba su olor, su tacto perfecto, los gemidos que la devolverían a él. Las fotografías no acarician. Las fotografías matan. Blanca sale de la habitación sin despedirse. La nieve del camino la hace recordar, nadie la espera del otro lado. Llegará con los ojos blancos de quien no ha visto nunca el abismo.
Por vez primera leo la obra literaria de la española Paula Izquierdo. Sin embargo, el sello editorial ANAGRAMA, me garantizaba la elección. Narrada en tercera persona, la narrativa presentada en la novela, es atrevida, arriesgada e inquietante. Conocedora de la conducta humana, la escritora, doctorada en psicología, revela en las fotos a una Blanca Vallejo escasa en su jerarquía de valores, sin juez, ni conciencia. Malograda en todas sus batallas, la renuncia de sí misma siempre por otros. Sin reposo, Blanca Vallejo, tránsita a su pasado y el presente reflejado en una madrugada; una hembra despellejada, mal herida, que intenta llevarse consigo al otro mundo todo lo que se encuentra a su paso. Cómo se puede uno reconciliar con el mundo cuando no se quiere pertenecer a una realidad que se va haciendo crecientemente insoportable.
¿Cómo se fotografía la desesperación de la pérdida o la esterilidad del instante?
Autor: PAULA IZQUIERDO
Editorial: ANAGRAMA
29 comentarios:
Difícil fotografiar la desesperación de la pérdida, pero en el intento podremos ver más allá de la sensación de soledad...
Magnífico post, como el resto del blog, me encanta.
Un abrazo, Monique
Buen post, voy a leer el libro y te cuento :) gracias
Besos
Hay situaciones que son imposibles de fotografiar.
Muy buen post!
Un abrazo muy grande amiga!
Hola
me ha venido bien descubrirte y leerte esta mañana, algo asi, necesitaba.
Gracias!
M.
Escribes muy bien.
Me encanto visitarte por sugerencia de mi amigo Adolfo.
Te dejo un abrazo y te invito a mi blog.
Parece interesante -como todas tus propuestas-
Besos y gracias
Yo utilizaría un trípode; 1/8 de seg.a f16 y Velvia 50 ASA; la desesperación es lenta, y algunas esterilidades, simplemente estáticas.
No conozco la obra de Paula Izquierdo, pero confío tanto en Ud. Monique, que creo que solucionaré ese pequeño inconveniente.
"Ser infiel se paga, no cuando el otro lo averigua, sino sabiéndolo uno”
Menuda sentencia la que nos regala Paula Izquierdo, autora d ela que no he leido nada.
Me gusta lo que nos traes de ella, habrá que anotar también este título.
Que razón tiene Orhan Pamuck, efectivamente las heridas son universales, no entienden de clases, colores, ni geografías. A lo largo de tantas estancias en diversas clínicas y hospitales con mi hija he podido comprobarlo de primera mano, el sufrimiento por tan diversos motivos es universal. Y curiosamente ese mismo sufrimiento de los demás es el que te hace reconocer que el tuyo nunca es tanto como crees, siempre hay alguien a tu lado que sufre muchísimo más.
Un beso Monique y mil gracias por tus palabras de ánimo en mi blog.
Holita ....
Yo sí que disfruto visitándote!! eres un encanto!!
Ahí andamos.
Muchos besos y buena semanita.
la perdida se queda en la memoria de uno para toda la vida, fotografiarla es imposible, sentir el dolor con el arte de expersar que tienes, si se puede sentir, a través de tus palabras
Gracias por tu visita que me dejo la oportunidad de leerte y comentarte
un abrazo fuerte
Concuerdo con lo de las fotografias y me interesa sobremanera el libro...
lo buscare acá en Chile...donde los libros cuestan el triple que en otros paises......jaja..
abrazo!! de una niña que vibra con este tipo de entradas...
=)
Verdaderamente es un lujo disponer de tiempo suficiente para poder leerte tranquilamente, sin prisas, tanto por la calidad de tus escritos como por la información que nos ofreces. Un placer estar de nuevo por aqui, saludos
¿¿Blanca?? Vaya nombre para tamaña intesidad de mujer. A veces la búsqueda nos hace perdernos en lugares lejanos y ajenos, sin tomar en cuenta que dentro es donde radica el tesoro. Como siempre uno a la lista de libros pendientes.
Beso decembrino Monique para ti.
No leí aún en El hueco de tu cuerpo, mañana mismo lo hago, parece intenso y desgarrado.
Monique ví tu post en lo de nuestro querido Adolfo, me dejo con un bello resabor en la boca.
Necesitaba agradecerte la belleza.
Un abrazo de esos.
MaLena.
Uff, me angustia este relato... creo que la entiendo.
Alguna vez me pregunté que sería de mi si al Maty le pasara algo?, y la verdad es que solo pienso que no vale la pena vivir sin él en este mundo... Sin embargo el instinto de conservación es algo que esta dentro de uno, y he visto en alguna amiga de mi alma, su angustia, dolor, desesperación... el que no se detuvo hasta no volver a llenar ese hueco de su cuerpo.
Es lo que nos salvó creo yo... de ser como Blanca. Por que antes de haberlo llenado nunca supiste lo que sentirías por él, pero una vez que ya estuvo ahí... no se puede vivir sin que este presente en tu vida.
Mi querida Monique, muchas gracias por tus visitas y por tus recomendaciones... ya creo que tengo varios libros que elegir para estas vacaciones :D
Besos Preciosa.
y Gracias
Se fotografía, pero esas imágenes no se revelan, se quedan todos los clichés, y luego vas pasando como en un película, todos y cada uno de los recuerdos, olores, sensaciones, voces, rincones, playas, soles y lunas.
Yo también te quiero.
Besos hilandera de sueños.
Creo que no hay posibilidad alguna,a excepción hecha de Maestros únicos que atisban el sentido, el símbolo y el color de la pérdida o la transitoriedad.
Que semblanza extraordinaria hiciste,hermanita adorada.
Sos lo sublime en lo cotidiano, una artista sin tapujos,ni vericuetos sólo luz,amor,compromiso y compasión.
Te adoro
Besitos.
Desconozco a la autora, pero después de leerte dan ganas de buscar algo suyo. Eres una fantástica inoculadora, Monique; de curiosidad.
Un abrazo.
Siempre tan sugerente todo o que presentas. No conozco a esta escritora, pero me gusta.
Un saludo
Con tu descripción tan detallada no hace falta leer el libro. Escribes muy bien, y parece una buena recomendación. Abrazos
Ya después de una larga ausencia volví, ejeje. Siempre es bueno reencontrarse. Buen texto, me late. Salduos.
.. hace falta ser muy buen fotógrafo para saber captar y transmitir eso..
.. la fotografía me apasiona y creo que hay una forma de fotografiar con laspalabras que tú dominas muy bien..
.. besos, Monique..
Vaya... un buen libro, una buena tematica... y buena recomendacion como siempre... a veces las perdidas nos hacen sacar cosas interesantes... o asi al menos lo percibo yo... saludos!
Hey estoy de vuelta........lo que pasa es que tenia muchas cosas encima.....
Te dejo besos...
cada vez qe vengo me entusiasmo con tus crónicas, pero me voy con la sensación de que el tiempo no me alcanzao yo no alcanzo al tiempo
un abrazo
Me quedé colgado de la foto, con esa extraña sensación de adorar los huecos del cuerpo de la mujer.
Será un sentimiento primario, pero a ello consagro lo mejor de mis danzas.
Salu2 Córneos.
Sé que todos esperaban mi comentario profundo, y no habré de defraudarles; aquí va:
!Qué tetitas!
Cuando lo tradicional no nos da valor y perdemos la novedad, recurrimos a otras fuentes que nos otorguen cariño y nos entregamos sin cuestionar demasiado el entorno...incluyendo, las fotografías que, por muy artísticas que sean, hay pasiones que no pueden reflejar en quietud.
Saludos afectuosos, de corazón.
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