EL VIOLIN

A Hugo Denis, tripulante de Océano de Luz.


Reza la bitácora: “Cinco elementos: un violín, municiones, un ejército, una rebelión popular, la lucha por sus derechos. Cuatro personajes: Don Plutarco, un viejo violinista; Genaro, su hijo guerrillero; Lucio, el nieto, testigo mudo; el Capitán, un soldado despiadado. Tres compromisos: vivir la música para ser libres; imponer la fuerza de las armas sobre la voluntad humana; sacrificiar todo para lograr una vida. Dos caminos: el respeto por los ideales de uno o por la dolorosa traición”.
Mis expectativas se desbordaron, al fin llegó a México, la película EL VIOLÍN, después de 38 premios internacionales, regresaba a su lugar de origen, bajo la dirección, producción, guión y edición de Francisco Vargas Quevedo .

El viejo sabio Plutarco Hidalgo, arrasa la pantalla grande por su dignidad y su rostro de 82 años: “A los viejos como yo, ya se nos ha concluido el amor que Dios nos dio, él mismo lo ha recogido, sólo nos queda el pedo y el relinchido¨

El VIOLÍN fotografía de manera magistral, casi perfecta, el caminar de un viejo campesino y músico violinista, Don Plutarco Hidalgo, su hijo Genaro y su nieto Lucio, quienes plantean levantarse en armas contra el gobierno, cansados del robo de tierras, despojos, violaciones, muertes; pueblos saqueados y torturados por los militares. En EL VIOLÍN tres generaciones unidas por la música de sones muestran el hilo conductor de una historia sin concesiones.

Sorpresivamente, sin deberla ni temerla, el ejército atacó a sus comunidades mestizas. Silenciosamente los rebeldes deciden formar una guerrilla planeando el contraataque. Los insurgentes escapan dejando escondidas en el pueblo sus municiones. El viejo Plutarco lleva a cabo su propio plan al enterarse que su hija Guadalupe ha sido secuestrada por el ejército: valiéndose de su violín y su aparente indefensión(mutilada su mano) va al pueblo para rescatar las municiones. El viejo manco impacta al Capitán con su música, quien fascinado obliga a Don Plutarco a regresar a tocar diariamente mientras come. Don Plutarco tiene la música y quiere las armas; El Capitán debe sofocar a los “rebeldes”, pero ama la música. Paradójico, dos seres unidos por la música y enfrentados por su destino.



EL VIOLÍN Pone el dedo en la llaga de nuestros pueblos latinoamericanos, plasma la realidad de los pobres, los de abajo, los vencidos; lo que nunca termina. Pero también exalta la dignidad, los sueños, el arte popular y la esperanza: “cuando vengan tiempos buenos, todo cambiará, pronto, pronto vendrán, algún día llegarán”.
Los que habitamos el México amargo, recordaremos la violencia ejercida por el poder en Chiapas, Zongolica, Aguas Blancas, Oaxaca, Salvador Atenco, Tlatelolco, Puebla. Lo que no queremos nunca más.
Don Ángel de Tavira (Plutarco) dice que es una película para los pobres, para que reaccionen, que le gustaría que la vieran los indígenas. Yo sostengo, que es una película para el oprimido y para el opresor; para el poderoso y para el jodido; para el burgués y para el explotado.
Una película en blanco y negro que cobra mayor fuerza por su contenido político y social, caracterizada por una excelente fotografía de claroscuros que representa el anhelo de que la luz se haga sobre la realidad y se sobreponga a la violencia. La sinceridad de los actores, en su mayoría no profesionales originarios del pueblo guerrerense es fenomenal y sincera.
Estamos ante una pelicula inquietante, digna, sincera y recomendable, que llega a su climax cuando el violin seduce y casi doblega a la fuerza opresora del capitán del ejército y cuando la vida se extingue de muchos que lucharon en contra del maltrato y finalmente Lucio, el nieto, ha de seguir tocando y no rendirse, hasta que lleguen los tiempos de la vida y de la luz para el pueblo.

La actuación de don Ángel Tavira, músico guerrerense desde los seis años, quien a los 13 años de edad perdió la mano derecha en la explosión de un cohete y aun así se convirtió en un virtuoso y maestro del violín, y que no sólo representa al personaje protagónico en la película, sino que lo vive con total sinceridad, entrega y veracidad, como quien sabe en carne propia de qué se trata, hace al final de la película ponernos de pie. Actuó sin cobrar porque el director le dijo "si él ganaba, yo también, espero que cumpla eso".