sábado, abril 28, 2007

LOS OLMECAS

EN TANTO PERMANEZCA EL MUNDO NO ACABARÁ LA GLORIA DEL MÉXICO PREHISPÁNICO

Los arqueólogos y antropólogos la consideramos la cultura madre de Mesoamérica: LOS OLMECAS. A 3000 años de su florecimiento, las investigaciones abren nuevos caminos distantes al año 1150 a. de C. de su desarrollo en la Costa del Golfo de México(Tabasco y Veracruz)

Los olmecas significan en lengua náhuatl "habitantes del país del hule". Antropológicamente se les denominó olmecas xicalancas, siglos más tardes(XVI) se empleó el término olmecas arqueológicos. Ellos no fueron arquitectos como los Mayas, Totonacos, Teotihuacanos, sino escultores. Sus colosales cabezas cinceladas en piedra y jade dan una muestra de su arte. Los principales rasgos de las cabezas tienen una banda que les circunda éstas y que sirve de atributo de divinidad.

Impresionantes esculturas sugieren una sociedad dominada por una religión poderosa que según se creía, controlaban la lluvia y a los espíritus de la selva.
Los olmecas aportaron a otras culturas Mesoaméricanas las pirámides terraplenadas, centros ceremoniales, el juego de pelota, cabezas colosales, hachas, yugos, estelas y construcción de acueductos.

(Sacerdote de las Limas carga niño-jaguar)


Los olmecas fueron los iniciadores de la construcción de los panteones (grupo de Dioses). La idea de hombres-animales fantásticos fue una constante. Cada Dios tenía un nombre, con el cual se le representaba, como el Dios jaguar, el Dios pájaro-serpiente y el Dios águila.
Su arte se dintinguió por ser naturalista y simbólico. El jaguar y la serpiente reciben trato preferencial de los escultores olmecas. Sus piernas cruzadas, torso inclinado, brazos apoyando las manos en el suelo, son símbolo de autoridad y majestad, son expresiones de un estilo único. Uno de los motivos preferidos por los artistas olmecas fue la de representar a bebés en piedra o en barro con las más variadas expresiones.

(Dios Olmeca. Figura esculpida en jade)

El arte olmeca a se caracteriza primeramente por el tratamiento naturalista de las formas con gran fidelidad al objeto. En otra etapa, se plasman rasgos zoo antropomorfos y con mayor abstracción. San Lorenzo, La Venta y Los Tuxtlas configuraron el área metropolitana de los olmecas. Los arqueólogos plantean que, con los olmecas se inició el calendario, la numeración y la escritura.

(Glifos olmecas)

Hoy, las investigaciones conducen a sitios en el estado de San Luis Potosí, Mex., en donde se han encontrado esculturas y cerámica caracterizadas por el arte olmeca. La búsqueda apasionante del pasado humano en esta región de México, dará, resultados que conducirán a síntesis nuevas y que tal vez unos descubrimientos que aún no podemos sospechar obligarán a los arqueólogos, antropólogos, historiadores y disciplinas afines a modificar profundamente las concepciones hoy admitidas.

La herencia olmeca se perpetuó hasta la caída de Tenochtitlán en el espírítu y en el arte de los indígenas, y perdura en algunas partes, cuyo presente está impregnado de pasado.

lunes, abril 23, 2007

LOS CIELOS DE...GABRIEL FIGUEROA

Para ANTONA, maestro de la luz.

* 100 años de nacimiento
* 10 Años de su muerte

" Si algún mérito tengo, es saber servirme de mis ojos, que conducen a las cámaras en la tarea de aprisionar no sólo los colores, las luces y las sombras, sino el movimiento que es la vida"

Nos prestas tu mirada y nos asomamos a un país vibrante, el México amado, el del maguey, el de los cielos oscuros, el de los pobres, el de la Revolución Mexicana, el de los grande valles, montañas, los rebozos y los mercados; el sello del nacionalismo impreso. Tu fotografía siempre la he visualizado con ojos de antropóloga. Nombre que huele a pueblo, luz, sombra, claroscuros, es GABRIEL FIGUEROA.

Naciste arropado en una familia adinerada en la ciudad de México (24 de abril 1907), una vida larga y sabrosa, apagada a los 90 años de edad (27 abril 1997). Hoy, cumples cien años; y son pocos Gabriel, cuando se admira y más cuando se ama, así como te hemos querido propios y extraños.
Te formaron en música y dibujo a los 16 años. Estudios que abandonarías más tarde por tu afición a la fotografía, ¿recuerdas aquella camarita Premo 00 Kodak?
( María Felix y Figueroa)

En 1932, a los 25 años, ingresaste al cine como fotógrafo de tomas fijas en la película Revolución, La mujer del puerto, La noche del pecado. Tus capacidades te hicieron recibir una beca para estudiar en los Estados Unidos con el cinefotógrafo Greg Toland, de quien aprenderías la manipulación de la luz, la óptica, la composición y el manejo de la profundidad de campo.

(Martín Scorsese, Gabriel Figueroa, Francis Coppola)

Amigo de Luis Buñuel, B. Traven, Malcolm Loowry, Lázaro Cárdenas, Juan Rulfo, María Felix, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Orozco.
Cuatro días antes de morir en su casa B. traven - yo le dije- viene a tomarme una copa contigo, a ver que nos den un whisky”
"Allá en el Rancho Grande" filmada en 1936, fue la película que marcó la cinematografía nacional mexicana como la carrera de él. Con ella, Gabriel ganó el premio por mejor fotografía en el Festival de Venecia en 1938.
(Tres monstruos: Diego Rivera, Gabriel Figueroa, David Alfaro Siqueiros)

Influenciado por David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco, en su trabajo encontramos una simbiosis entre pintura y fotografía, resultado de la combinación de la composición plástica y el movimiento y la luz.
" Aprendí de Siqueiros a dar fuerza a las imágenes, sobre todo a la figura humana”

Con fama internacional, en 1947 filma al lado de John Ford, la cinta "El Fugitivo", historia basada en la novela de Graham Green .

(Filme Los olvidados)

A lado de Luis Buñuel la película “Los olvidados”(1950) “ En la cosa del trabajo Buñuel y yo estábamos en puntos un tanto opuestos, porque yo era eminentemente plástico y estético y él era todo lo contrario. El no buscaba nada de eso en sus películas”. Siete películas juntos (Él, La joven, Los ambiciosos, Nazarín, El ángel exterminador, entre otras…) fuimos buenos amigos, él era uno de los iniciadores de surrealismo junto con André Breton, con Dalí, uno de los creadores del cine surrealista.

(Gabriel Figueroa y Luis Buñuel)

Jan Vermeer, por su perfeccionismo, fue el gran maestro a seguir de Figueroa en lo que se refiere a la luz, los medios tonos y las sombras; Rembrandt, fue la meta para lograr el ambiente de claroscuros y en cuanto a la perspectiva, Velásquez, naturalmente consideró los paisajes de Turner, Van Gogh, Gauguin; las sombras impactantes de De Chirico y la ambientación de Manet.

(Película La Perla)

“Lo más difícil en blanco y negro era conseguir el volumen de las figuras y la arquitectura, que obtenía a base de clarososcuros . Siempre he pensado en la diferencia entre el blanco y negro y el color. El blanco y negro es como el grabado: fuerza, sueño, magia y directo si se usa para crítica social. El color corresponde a la pintura mural o a la de caballete, y no compite con el grabado; tiene lo suyo”.

Gabriel Figueroa trabajó en más de 220 películas creando imágenes de una gran nitidez, principalmente en blanco y negro. Maestro de la luz, que al leer un tratado de Leonardo da Vinci inició un profundo trabajo con filtros infrarrojos de distintas densidades, con los que logró los afamados “cielos de Figueroa”, que causaban alboroto en los festivales europeos.

La mirada de Gabriel Figueroa no se detiene en el descubrimiento y expresión de la belleza y la fuerza frente a los ojos, sino que se convierte en un conocimiento experimental de las posibilidades físicas del ojo humano y del ojo de la cámara. Lo que implica que el creador plástico tiene que convertirse en inventor.

(Revisando tiras)

(John Huston y Gabriel Figueroa. Filmación, La noche de la iguana 1963)


“ La vida misma, me ha dado una gran fortuna en todos los sentidos, y estoy listo para irme, antes de perder facultades. Creo que cuando me vaya, será de algo del corazón porque se me desborda de tanto, tanto amor...” La muerte, hasta en ese sentido, lo complació. El día 27 de abril de 1997 GABRIEL FIGUEROA detuvo sus ojos y su corazón a los 90 años de edad.

(Figueroa 1994)