Hoy, el mensaje de un amigo me despertó: Murió Julio Scherer; estamos de luto! Instantes después algunas llamadas y más mensaje llegaban; sabían de mi admiración y cariño por él. Reproduzco estas líneas que escribí en este mismo espacio el 17 de Febrero del 2007.
I Parte.
Antes del último adiós: Julio, Julito...
Perteneces a una especie en peligro de extinción. Tercer hijo del matrimonio de Pablo Scherer y Paz García. Eres Intenso y exhaustivo. Te nombran periodista incómodo del sistema político mexicano. Incorruptible. Verdadero. Tierno, cálido y bueno. Combativo. Formador de viejos y jóvenes. Tu nombre es sinónimo de libertad de expresión. Naciste el 7 de abril de 1926 en la ciudad de México. Estudiantes derecho y filosofía. Practicas la natación pese a tu cansada edad. Disfrutas del el vino tinto y el jazz. Te fascina escribir. Tu pasión por la verdad, no tiene límites. Desnudaste y exhibiste al poder mexicano. Te rasgan el alma: la mentira, la muerte de niños inocentes, el dolor, la miseria. Eres implacable contra los poderosos y justo con los que poco poseen. Hoy, vives para tus amigos: Gabriel García Márquez(+), José Emilio Pacheco(+), Vicente Leñero(+), Enrique Maza, Miguel Ángel Granados Chapa(+), Carlos Monsiváis(+), Elena Poniatowska.
Al "Excélsior" de Scherer fueron convocadas las mejores plumas periodísticas, los intelectuales más reconocidos, artistas y hombres de la cultura, a edificar el mejor esfuerzo editorial del país conocido hasta entonces. Aquella tarde de noviembre te mataron y resucitaste.
Tras un golpe sucio del gobierno del Presidente Luis Echeverría en julio de 1976 te echaron del periódico Excélsior al que dirigiste durante 8 años, cargabas con 50 años. En tus propias palabras:“En la segunda mitad de 1976, expulsado del periódico Excélsior por un sistema que se soñó imbatible, tuve el impulso de abandonar el trabajo que me acompañaba desde la juventud. Sin ojos para el futuro, pensé en un porvenir de días circulares. Compañeros de entonces y de siempre que rehusaron permanecer una hora más en el diario ultrajado, pugnaron para que siguiéramos juntos. El despojo había sido brutal. No era tolerable la cancelación de un destino común, la vocación truncada.Aún los escucho, generosos. Empecemos de nuevo, a costa de los riesgos que vengan. Su entereza pudo más que mis resquemores y su capacidad creadora mucho más que la rabia estéril que me vencía. Ellos tuvieron los ojos que a mí me faltaron. Así nació PROCESO el 6 de noviembre de 1976 en una casa alquilada. Incluida la estufa, la redacción formaba parte de la cocina”.
PROCESO, revista semanal de información y análisis político, imprescindible en el México de ayer y de hoy. Constructor de una prensa libre, sin precio. Decena de veces confiscada por el gobierno en turno. La frase del presidente mexicano José López portillo: “Pago para que me pegues” cimbró la conciencia de la libertad de expresión. Ningún Presidente te arrodilló. Te retiraron la publicidad del gobierno y enfrentaste el boicot publicitario de los grandes empresarios, enemigos de la democracia. PROCESO obligó al lector a montar anaqueles sobre los cuales coleccionar la revista.
Comandaste La revista PROCESO durante 20 años continuos, alejados de los devaneos del poder. El 6 de noviembre de 1996 la dejaste en manos de las nuevas generaciones. Con olor a despedida, medio siglo construyendo el edificio del periodismo mexicano, una vida por delante en la escritura sin la premura ya de la hora de cierre, marcaban el fade in. Y abrazado de tu mejor amigo Gabriel García Márquez te despediste, una amistad más allá de la muerte.
Tu ideario:
“Al periodismo no le compete la eternidad. Son suyos los minutos milenarios. Ubicuo, su avidez por saber y contar no tiene medida, maravilla del tiempo. No obstante conviene reconocer que nuestro oficio tiene una dosis de perversidad: es difícil escapar a la seducción que ejerce, sin punto de convergencia con el hastío. Pero carga también con deberes estrictos. Perdería su sentido si no recorriera los oscuros laberintos del poder, ahí donde se discute del hambre sin sentirla, la enfermedad sin padecerla, la ignorancia sin conocerla, la muerte prematura como una lánguida tristeza, la depravación como un tóxico en la sangre de los desencantados. Es abominable el terrorismo de las bombas y las torres, como odioso es un mundo paralizado por la enajenación de hombres y mujeres apenas con fuerza para sostener sus huesos”.
“Al periodismo no le compete la eternidad. Son suyos los minutos milenarios. Ubicuo, su avidez por saber y contar no tiene medida, maravilla del tiempo. No obstante conviene reconocer que nuestro oficio tiene una dosis de perversidad: es difícil escapar a la seducción que ejerce, sin punto de convergencia con el hastío. Pero carga también con deberes estrictos. Perdería su sentido si no recorriera los oscuros laberintos del poder, ahí donde se discute del hambre sin sentirla, la enfermedad sin padecerla, la ignorancia sin conocerla, la muerte prematura como una lánguida tristeza, la depravación como un tóxico en la sangre de los desencantados. Es abominable el terrorismo de las bombas y las torres, como odioso es un mundo paralizado por la enajenación de hombres y mujeres apenas con fuerza para sostener sus huesos”.
Más de 50 años dedicados al periodismo. Entrevistaste a Ernesto “Che” Guevara, Salvador Allende, Arthur Millar, Carlos Pellicer, Charles De Gaulle, Augusto Pinochet, Olof Palme, Pablo Neruda, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Octavio Paz, John F. Kennedy, Pablo Picasso, André Malraux.
“Tiene la mirada tres llamaradas: cuando odia, cuando ama, cuando se inmoviliza en la reflexión profunda. La de André Malraux es introspección patética. Se duele el escritor en la búsqueda de lo que quiere expresar. Sus ojos, sólo luz, son el centro de una cara que se resuelve en labios que se retuercen, tics que se multiplican. Toca lo angustioso este rostro conocido en el mundo entero, admirado por Mao Tse Tung, respetado por De Gaulle, amado por Nehru, odiado por los verdugos de la Gestapo. Malraux se agita en su silla como en un velero. Sufre y verlo hace sufrir. Bebe como quien fuma. El movimiento que lleva el whisky a los labios tiene el suave ritmo del gimnasta. Aquietan la atmósfera estos segundos de sosiego, de cabal dominio del escritor sobre sí mismo”.
…Después te dedicaste a escribir libros periodísticos de una prosa sin rodeos, dura, de un reportero nato. Te adentraste en los sucio de las cárceles de México. Tu primer libro: La piel y la entraña(1965) cuenta del pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, durante su cautiverio en la prisión de Lecumberri. Los Presidentes (1986), Historias de Familia (1990) Estos años (1995) Salinas y su imperio (1997) Cárceles (1998) Parte de guerra (1999, con Carlos Monsiváis) Pinochet, vivir matando (2000) Máxima seguridad (2001) La pareja (2006).
Del pintor David Alfaro Siqueiros: “Un poco se parece a la trompeta, hecha para el estruendo. Le gusta que se oiga y mientras más personas mejor. Le place que la marejada nazca y termine con él. No menciona error ni desviaciones en su existencia de 67 años. Estas son flaquezas de otros seres. Siqueiros navega con velas desplegadas en un mar que él siempre hace propio. Junto a todo esto habrá una búsqueda. ¿Qué era México? ¿Y su arte? Las preocupaciones de Siqueiros, compartidas por Diego Rivera, tocaban apenas una imprecisa idea que se pudiera calificar de nacional-populista. Lo importante es que sentían ya la necesidad de expresarse con voces genuinas. Querían dejar de ser reflejo de Europa y vivir para sí mismos, con una raíz y un fruto peculiares”.
La única vez que te quebraste, fue la tarde maldita, en que el cáncer arrebató la vida de Susana, tu esposa. Ese día proyectabas al hombre abatido, al padre angustiado, al esposo inconsolable a: JULIO SCHERER GARCÍA.
“Tiene la mirada tres llamaradas: cuando odia, cuando ama, cuando se inmoviliza en la reflexión profunda. La de André Malraux es introspección patética. Se duele el escritor en la búsqueda de lo que quiere expresar. Sus ojos, sólo luz, son el centro de una cara que se resuelve en labios que se retuercen, tics que se multiplican. Toca lo angustioso este rostro conocido en el mundo entero, admirado por Mao Tse Tung, respetado por De Gaulle, amado por Nehru, odiado por los verdugos de la Gestapo. Malraux se agita en su silla como en un velero. Sufre y verlo hace sufrir. Bebe como quien fuma. El movimiento que lleva el whisky a los labios tiene el suave ritmo del gimnasta. Aquietan la atmósfera estos segundos de sosiego, de cabal dominio del escritor sobre sí mismo”.
…Después te dedicaste a escribir libros periodísticos de una prosa sin rodeos, dura, de un reportero nato. Te adentraste en los sucio de las cárceles de México. Tu primer libro: La piel y la entraña(1965) cuenta del pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, durante su cautiverio en la prisión de Lecumberri. Los Presidentes (1986), Historias de Familia (1990) Estos años (1995) Salinas y su imperio (1997) Cárceles (1998) Parte de guerra (1999, con Carlos Monsiváis) Pinochet, vivir matando (2000) Máxima seguridad (2001) La pareja (2006).
Del pintor David Alfaro Siqueiros: “Un poco se parece a la trompeta, hecha para el estruendo. Le gusta que se oiga y mientras más personas mejor. Le place que la marejada nazca y termine con él. No menciona error ni desviaciones en su existencia de 67 años. Estas son flaquezas de otros seres. Siqueiros navega con velas desplegadas en un mar que él siempre hace propio. Junto a todo esto habrá una búsqueda. ¿Qué era México? ¿Y su arte? Las preocupaciones de Siqueiros, compartidas por Diego Rivera, tocaban apenas una imprecisa idea que se pudiera calificar de nacional-populista. Lo importante es que sentían ya la necesidad de expresarse con voces genuinas. Querían dejar de ser reflejo de Europa y vivir para sí mismos, con una raíz y un fruto peculiares”.
La única vez que te quebraste, fue la tarde maldita, en que el cáncer arrebató la vida de Susana, tu esposa. Ese día proyectabas al hombre abatido, al padre angustiado, al esposo inconsolable a: JULIO SCHERER GARCÍA.
Continuará…
II Parte.
ANTES DEL ÚLTIMO ADIÓS…
La universidad de la vida, te enseñó a levantarte. Repuesto, tus pasos te condujeron a nuevo retos periodísticos.
EL sábado 10 de marzo del 2001 millones de mexicanos incrédulos, te observaban entrevistar al Subcomandante Marcos en Canal 2 de Televisa. Tus enemigos, tus golpeadores y aliados del expresidente Luis Echeverría en el año 1976, te abrieron la puerta grande. Las cámaras, los reflectores eran tuyos; un hecho insólito. La entrevista en el patio del Convento de la Parroquia de la Asunción de María en la ciudad de México, donde pernoctaba la Caravana del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no se olvida.
Frente a frente, ambos cruzaban miradas de admiración. Scherer, lo observaba con una ternura sublime, Marcos, le devolvía la mirada de un hijo amoroso a un padre. Intensa comunión. Setenta y cinco minutos duró la entrevista.
-¿Qué se hace, qué se dice, a quién se reza cuándo se ha llegado a donde usted ha llegado Marcos, tan aborrecido, tan temido, tan admirado, tan único?
- Nosotros pensamos que se ha construido una imagen de Marcos que no corresponde con la realidad, que tiene que ver con el mundo que se maneja en los medios de comunicación, que se ha dejado de tener interlocución con la gente y ha decidido tener interlocución con la clase política.
- ¿Qué es lo que lo hace carismático?
- Lo que pasa es que la imagen de Marcos responde a unas expectativas románticas, idealistas. O sea, es el hombre blanco, en el medio indígena.
- Veo al país peligrosamente dividido; en un extremo, las sombras vivas de Juan Rulfo; en el otro, los cuerpos bien nutridos del poder y el dinero. Con los matices que se quiera, me parece que usted y el presidente Fox son hoy la imagen de esos dos mundo. Si esto es así, ¿cabe entre ustedes el entendimiento, la confianza que da la vida a la comprensión?
- México tiene casi 200 años como nación independiente, y en todo momento los indígenas han aparecido como la parte fundamental, pero en ningún momento se ha reconocido tal cosa. No pueden apostar a desaparecernos, porque han fracasado ya. No se va a desaparecer a indígenas por cualquier campaña, por cualquier bomba o con cualquier arma que usen, ya que, de una u otra forma, el movimiento indígena resiste y se protege. Fracasaron los españoles, los franceses, los estadunidenses y todos los regímenes liberales, desde Benito Juárez hasta el actual. Entonces, ¿por qué no reconocer que los indígenas ahí están y que es preciso darles la oportunidad?
-La miseria es mucho más que un cuerpo famélico. Es la niña que vio Heberto Castillo abrazada a una piedra, su hija, y son las 50 niñas de un internado que compartían una muñeca de la que sólo quedaban hilachos. ¿Usted, Marcos, cómo se representa la miseria?
- En una niña también, una niña que se me murió en los brazos, de menos de cinco años de edad, de calentura, en la comunidad de Las tazas, porque no había un mejoral para bajarle la fiebre, y se me fue en las manos. Tratamos de bajarle la fiebre con agua, con trapos mojados, la bañamos y todo, su padre y yo. Se nos fue. No requería intervención quirúrgica, ni un hospital. Necesitaba una pastilla, un mejoralito. Es ridículo, porque además esa niña ni siquiera nació, no había un acta de nacimiento. ¿Qué hay de más miserable que nazcas y que mueras y nadie te conozca? Sentí impotencia, coraje. Se te cae todo el mundo encima, que todo lo que pensabas y todo lo que hiciste antes es inútil si no puedo evitar esa muerte injusta, absurda, irracional, estúpida, fue lo que originó esta guerra mediocre.
La entrevista quedó registrada en la memoria histórica del pueblo mexicano.
Nunca te han seducido los premios, decenas de ellos, siempre encontraron como respuesta la negativa. Sin embargo, tu mejor amigo, Gabriel García Márquez, habría de convencerte que tú enaltecías a los premios y nos los premios a ti, y así, vinieron muchos…
La noche cálida de mayo 2001 te otorgaron el Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNPI en la modalidad homenaje destinado a un periodista de América Latina que encarne valores periodísticos que sirvan como ejemplo a las nuevas generaciones.
La fogata del abrazo cimbró el auditorio y el premio en sí. Su expresión de Gabriel García Márquez al felicitarte : “Como te quiero viejo” hizo historia.
Frente a frente, ambos cruzaban miradas de admiración. Scherer, lo observaba con una ternura sublime, Marcos, le devolvía la mirada de un hijo amoroso a un padre. Intensa comunión. Setenta y cinco minutos duró la entrevista.
-¿Qué se hace, qué se dice, a quién se reza cuándo se ha llegado a donde usted ha llegado Marcos, tan aborrecido, tan temido, tan admirado, tan único?
- Nosotros pensamos que se ha construido una imagen de Marcos que no corresponde con la realidad, que tiene que ver con el mundo que se maneja en los medios de comunicación, que se ha dejado de tener interlocución con la gente y ha decidido tener interlocución con la clase política.
- ¿Qué es lo que lo hace carismático?
- Lo que pasa es que la imagen de Marcos responde a unas expectativas románticas, idealistas. O sea, es el hombre blanco, en el medio indígena.
- Veo al país peligrosamente dividido; en un extremo, las sombras vivas de Juan Rulfo; en el otro, los cuerpos bien nutridos del poder y el dinero. Con los matices que se quiera, me parece que usted y el presidente Fox son hoy la imagen de esos dos mundo. Si esto es así, ¿cabe entre ustedes el entendimiento, la confianza que da la vida a la comprensión?
- México tiene casi 200 años como nación independiente, y en todo momento los indígenas han aparecido como la parte fundamental, pero en ningún momento se ha reconocido tal cosa. No pueden apostar a desaparecernos, porque han fracasado ya. No se va a desaparecer a indígenas por cualquier campaña, por cualquier bomba o con cualquier arma que usen, ya que, de una u otra forma, el movimiento indígena resiste y se protege. Fracasaron los españoles, los franceses, los estadunidenses y todos los regímenes liberales, desde Benito Juárez hasta el actual. Entonces, ¿por qué no reconocer que los indígenas ahí están y que es preciso darles la oportunidad?
-La miseria es mucho más que un cuerpo famélico. Es la niña que vio Heberto Castillo abrazada a una piedra, su hija, y son las 50 niñas de un internado que compartían una muñeca de la que sólo quedaban hilachos. ¿Usted, Marcos, cómo se representa la miseria?
- En una niña también, una niña que se me murió en los brazos, de menos de cinco años de edad, de calentura, en la comunidad de Las tazas, porque no había un mejoral para bajarle la fiebre, y se me fue en las manos. Tratamos de bajarle la fiebre con agua, con trapos mojados, la bañamos y todo, su padre y yo. Se nos fue. No requería intervención quirúrgica, ni un hospital. Necesitaba una pastilla, un mejoralito. Es ridículo, porque además esa niña ni siquiera nació, no había un acta de nacimiento. ¿Qué hay de más miserable que nazcas y que mueras y nadie te conozca? Sentí impotencia, coraje. Se te cae todo el mundo encima, que todo lo que pensabas y todo lo que hiciste antes es inútil si no puedo evitar esa muerte injusta, absurda, irracional, estúpida, fue lo que originó esta guerra mediocre.
La entrevista quedó registrada en la memoria histórica del pueblo mexicano.
Nunca te han seducido los premios, decenas de ellos, siempre encontraron como respuesta la negativa. Sin embargo, tu mejor amigo, Gabriel García Márquez, habría de convencerte que tú enaltecías a los premios y nos los premios a ti, y así, vinieron muchos…
La noche cálida de mayo 2001 te otorgaron el Premio Nuevo Periodismo CEMEX-FNPI en la modalidad homenaje destinado a un periodista de América Latina que encarne valores periodísticos que sirvan como ejemplo a las nuevas generaciones.
La fogata del abrazo cimbró el auditorio y el premio en sí. Su expresión de Gabriel García Márquez al felicitarte : “Como te quiero viejo” hizo historia.
“A Gabriel García Márquez lo reclamamos íntegro para nuestra profesión. Amante del dato preciso como el poeta consagrado a la metáfora perfecta, sabe que el dato preciso evade la mentira y burla el equívoco. Libre su fantasía sin espacio, la somete a la realidad concreta. A la vida no hay para qué engañarla, quizá dijera el Gabo.”
“Castro mantiene enhiesta la bandera de la dignidad soberana, pero a fuerza de vendavales, como el paredón abominable, la estrella solitaria podría desprenderse del mástil. Aun si esto ocurriera y a sabiendas de que el comandante arroja piedras contra la gloria, no podría desconocer que me hizo soñar y que los sueños, como los amores tienen vida eterna. A nadie daña la utopía de una América Latina soberana y dueña de sus tesoros”.
“El mundo se ha endurecido y pienso que el periodismo habrá de endurecerse para mantenerse fiel a la realidad, su espejo insobornable. Si los ríos se enrojecen y se extienden los valles poblados de cadáveres víctimas del hambre y la enfermedad, así habrá que contarlo con la imagen y la palabra". Muchos no lo consideran así. En estos días he escuchado censuras por la manera como "Proceso" hizo sentir el escalofrío que nos llegó desde Irak.
Cito un ejemplo: mis compañeros fijaron en la portada de la revista un cuadro bello y terrible. Se trata de una niña que parece soñar, apacible el rostro, pero su cuerpo está incompleto. Sin los pies, las piernas inútiles llevan metafóricamente a la pesadilla. Personas cercanas, algunas muy queridas, me dijeron: El mundo es más que "eso", reclamó una de ellas. Por supuesto que el mundo es más que "eso", repuse. Es el amor con mayúsculas, la sensualidad también con mayúsculas, la creación incesante, el bienestar ganado a pulso, la dicha que anda por ahí y habrá que atraparla, la muerte benévola. Pero subrayé que en el momento de la masacre en Irak, el mundo era sólo "eso", la niña cercenada.
Tus pasos por mi universidad, impartiendo conferencias magistrales, resultaron aprendizaje nutrido, jamás depositados en saco roto.
“El terrorismo destruye cuerpos e inteligencias que supieron lo que es vivir y mata a los desdichados que se fueron sin noción de la vida. Tan vil es un asesinato como otro, una masacre como otra, que en la tragedia no existen escalas ni mediciones. Sin la denuncia del terror y las contradicciones que lo provocan, el periodismo quedaría reducido a una deslumbrante oquedad. Habría que agregar que los huecos permiten suplantar la realidad por la apariencia y poner ésta al servicio del poder. A los hechos no se les maneja; a la apariencia, sí. La cirugía y el periodismo remueven lo que encuentran. El periodismo ha de ser exacto, como el bisturí”.
Julio Scherer García, es un hombre que ha resistido a todo, a lo amargo de la vida y a la dulzura que la misma vida da. Le gusta poner siempre en lo escrito la verdad a su alcance. Para Scherer el periodismo es, únicamente, responsabilidad hacia los lectores.
Julio, Sabe escuchar. Es vehemente. Es un pozo de conocimientos. Apasionado. Discutidor. Congruente. Escrupuloso. Digno. Íntegro. Consecuente.
¿A qué le teme Scherer García? A la traición de un amigo.
Hoy te llenan 81 años, y como expresa Bruno en la primera parte: “El mundo está urgido de periodistas como Don Julio”.
Hoy, que tu corazón late con pasión.
Hoy, que preparas nuevos libros.
Hoy, que ocupas la Presidencia del Consejo de Administración de CISA, la revista editora de Proceso.
Hoy, que vives rodeado de tus amigos.
Hoy, que con dignidad han ganado la demanda que la esposa del expresidente de México Martha Sagún arremetió contra la revista Proceso, por supuestas intromisiones en su vida personal.
Hoy, que tu peor detractor, el expresidente Luis Echeverría se encuentra bajo formal prisión en su domicilio por acusación de genocidio en la matanza estudiantil del 68.
Hoy, aquí estoy, sin flores, ni lágrimas. Te rindo este humilde homenaje: ANTES DEL ÚLTIMO ADIÓS.
Don Julio, creo que muchos mexicanos quisiéramos tener una gotita de su sangre, de su honestidad, de su compromiso con la verdad. Lo quiero.
“Castro mantiene enhiesta la bandera de la dignidad soberana, pero a fuerza de vendavales, como el paredón abominable, la estrella solitaria podría desprenderse del mástil. Aun si esto ocurriera y a sabiendas de que el comandante arroja piedras contra la gloria, no podría desconocer que me hizo soñar y que los sueños, como los amores tienen vida eterna. A nadie daña la utopía de una América Latina soberana y dueña de sus tesoros”.
“El mundo se ha endurecido y pienso que el periodismo habrá de endurecerse para mantenerse fiel a la realidad, su espejo insobornable. Si los ríos se enrojecen y se extienden los valles poblados de cadáveres víctimas del hambre y la enfermedad, así habrá que contarlo con la imagen y la palabra". Muchos no lo consideran así. En estos días he escuchado censuras por la manera como "Proceso" hizo sentir el escalofrío que nos llegó desde Irak.
Cito un ejemplo: mis compañeros fijaron en la portada de la revista un cuadro bello y terrible. Se trata de una niña que parece soñar, apacible el rostro, pero su cuerpo está incompleto. Sin los pies, las piernas inútiles llevan metafóricamente a la pesadilla. Personas cercanas, algunas muy queridas, me dijeron: El mundo es más que "eso", reclamó una de ellas. Por supuesto que el mundo es más que "eso", repuse. Es el amor con mayúsculas, la sensualidad también con mayúsculas, la creación incesante, el bienestar ganado a pulso, la dicha que anda por ahí y habrá que atraparla, la muerte benévola. Pero subrayé que en el momento de la masacre en Irak, el mundo era sólo "eso", la niña cercenada.
Tus pasos por mi universidad, impartiendo conferencias magistrales, resultaron aprendizaje nutrido, jamás depositados en saco roto.
“El terrorismo destruye cuerpos e inteligencias que supieron lo que es vivir y mata a los desdichados que se fueron sin noción de la vida. Tan vil es un asesinato como otro, una masacre como otra, que en la tragedia no existen escalas ni mediciones. Sin la denuncia del terror y las contradicciones que lo provocan, el periodismo quedaría reducido a una deslumbrante oquedad. Habría que agregar que los huecos permiten suplantar la realidad por la apariencia y poner ésta al servicio del poder. A los hechos no se les maneja; a la apariencia, sí. La cirugía y el periodismo remueven lo que encuentran. El periodismo ha de ser exacto, como el bisturí”.
Julio Scherer García, es un hombre que ha resistido a todo, a lo amargo de la vida y a la dulzura que la misma vida da. Le gusta poner siempre en lo escrito la verdad a su alcance. Para Scherer el periodismo es, únicamente, responsabilidad hacia los lectores.
Julio, Sabe escuchar. Es vehemente. Es un pozo de conocimientos. Apasionado. Discutidor. Congruente. Escrupuloso. Digno. Íntegro. Consecuente.
¿A qué le teme Scherer García? A la traición de un amigo.
Hoy te llenan 81 años, y como expresa Bruno en la primera parte: “El mundo está urgido de periodistas como Don Julio”.
Hoy, que tu corazón late con pasión.
Hoy, que preparas nuevos libros.
Hoy, que ocupas la Presidencia del Consejo de Administración de CISA, la revista editora de Proceso.
Hoy, que vives rodeado de tus amigos.
Hoy, que con dignidad han ganado la demanda que la esposa del expresidente de México Martha Sagún arremetió contra la revista Proceso, por supuestas intromisiones en su vida personal.
Hoy, que tu peor detractor, el expresidente Luis Echeverría se encuentra bajo formal prisión en su domicilio por acusación de genocidio en la matanza estudiantil del 68.
Hoy, aquí estoy, sin flores, ni lágrimas. Te rindo este humilde homenaje: ANTES DEL ÚLTIMO ADIÓS.
Don Julio, creo que muchos mexicanos quisiéramos tener una gotita de su sangre, de su honestidad, de su compromiso con la verdad. Lo quiero.
p.d. La noticia de la muerte de Don Julio Scherer, apareció en su Revista PROCESO. Murió a las 4:30 de esta madrugada, de un choque séptico. En abril cumpliría 89 años.